Estoy despierta… con los ojos cerrados… aún conservo entre mis párpados algo de ese polvo extraño, exótico y adictivo del mundo Onírico…

No necesito mirar para saber que horas son… el olor de la tarde me indica que sólo somos el crepúsculo y yo…

Me puedo arrullar con ese sonido… el de mi aliento en medio del silencio, sólo el silencio. Un péndulo hace su habitual recorrido… Abro mi boca, muy despacio abro mi boca… pronuncio algo, algunas palabras… hablo para mi, sólo para mi… algunos sonidos, canto para mí, sólo para mí… Me encanta ese sonido… el sonido que hacen mis labios al separarse y al juntarse de nuevo, muy lentamente…

Y miro al techo y en él, como se pinta el atardecer… escucho el zumbido de un mosquito… muevo mi brazo… me muevo un poco sólo un poco…

Está en mi campo visual mi mano izquierda sobre mi frente… No enfoco bien… dedos que parecen manchas largas, entonces los muevo... y son sin duda interesantes…

Hay un placer infinito en sentirme así… si no fuera mucho esfuerzo, sencillamente, me quitaba la ropa para yacer un rato más desnuda…

El péndulo hace su recorrido y una máquina terminando de grabar un dvd hace un ruido extraño y repetitivo… música, más música… No quiero salir de aquí… el letargo me envenena y me purifica…

Un poco, sólo un poco… empiezo a respirar por la boca… Juego con mi aliento... un poco más rápido, un poco más fuerte... Por un instante, se me da por fingir un orgasmo… a ver si de pronto tengo uno, por un instante dejó de hacerlo… y respiro más lento, más lento…

No quiero cerrar mis ojos, no de nuevo… pero en mis párpados no hay nada… la tarde se pinta amarilla… anormalmente amarilla, extrañamente repugnante y a la vez extrañamente fascinante…

Abro mi boca y la cierro muy lento… pasó mi lengua por mis labios… Recuerdo que ya no recuerdo como es que es un beso… Está bien, muy bien… espero a que el sol caiga y la luna muestre su cara… mientras, intento no moverme… pienso poco, ahora, muy poco.